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En la subasta

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Hace unos meses estuve en una subasta de vehículos de ocasión. Esto pasa cuando los coches son embargados. Imagina que te compras un coche y que financias al pago para pagarlo mensualmente en cómodas cuotas porque de otro modo no podrías hacer frente al pago, esto se hace con muchas cosas, las casas y las hipotecas, los coches y la financiación, los electrodomésticos o incluso las joyas y los colchones. Algunas de estas financiaciones son sin intereses, pero casi todas cobran un equis por ciento por prestarte el dinero para realizar el pago y después lo devuelves a la financiera.

Bueno lo que os decía en la subasta había coches, motos y furgonetas, también una avioneta pequeña y un sidecar, me encantó, me propuse pujar por el sidecar a ver si no se ponía muy alto y lo podía conseguir. Tras una pequeña lucha con un señor que parecía asiático pero que hablaba un español perfecto, acabé quedando me con el sidecar, me costó algo más de lo que quería gastar pero es que me enamoré de é nada más verlo, fue un flechazo a primera vista.

Estaba un poco deteriorado, supongo que por el tiempo que llevaba en los almacenes de la policía porque fue requisado en una redada muy famosa que hubo a unas familias que traficaban con drogas, supongo que lo tendrían por capricho. Lo llevé a casa y lo revisé, tras comprobar lo que le podía hacer falta arreglar busque las piezas y los repuestos en http://www.desguacesdemotos.info/ y los conseguí todos. Me puse manos a la obra y en unos días ya tenía el sidecar arreglado. Lo llevé a un taller de chapa y pintura para que lo pintaran de un negro brillante con las llantas y el manillar dorados, también le pusieron unos vinilos de unos rallos y unas llamaradas que eran muy chulas.

Cuando estuvo terminado y brillaba como un diamante lo llevé a casa de mi padre y le entregué las llaves a mi viejo. Siempre había sido un regalo para él. El hombre se emocionó y acabamos todos a moco tendido. En casa siempre había visto las fotografías de mis padres en un sidecar negro, fue el primer vehículo de mi padre y sabía que guardaba un grato recuerdo de aquellos años en los que paseaba por el pueblo con mi madre de copiloto. Un regalo para un padre que me lo ha dado todo.